D.V. viene a la consulta quejándose de un dolor en su hombro derecho, lo sufre desde hace muchos años y como es habitual en estos casos ya ha pasado por manos de otros profesionales sin acabar de tener éxito.
¿Cómo enfocar este caso?
Lo primero es hacer una buena historia clínica desarrollando los puntos que seguramente han quedado poco trabajados en sesiones anteriores con otras terapias.
Una de las preguntas más importantes es cómo se ha desarrollado el dolor desde su origen y de forma paralela al estado emocional. Esta es una pregunta que va a formar parte del tratamiento y que vamos a tener muy en cuenta para poder desarrollarlo para ir al inicio del problema.
En este caso como el 90% de los que tratamos en nuestra consulta, el paciente puede acordarse perfectamente el día que empezó el dolor y lo identifica con un período determinado de tiempo a la vez que lo sitúa en una situación emocional. En este caso fue un examen de final de carrera, lo suspendió aunque se preparó con ganas y tesón.
Esta carga emocional que hay detrás de la lesión es fundamental irla recordando para crear nuevos circuitos sensoriales y motores. El cerebro ha aceptado como normal una situación de estrés que engloba el tener dolor conjuntamente con la contractura que aumenta de tono cada vez que se coloca en una situación parecida. En este caso es el tocar mucho rato y al componer.
El plan del tratamiento.
A parte de la terapia manual necesaria que es lo que requiere la contractura en sí, y que cada maestrillo tiene su librillo, hay que adaptar el cuerpo del músico a una nueva sensación corporal. Estaremos creando nuevos estímulos sensoriales, nueva propiocepción, nuevos caminos y sistemas de palancas y fuerzas. El objetivo de todo ellos es sentir el cuerpo de otro modo y poder dar al individuo una nueva experiencia sensitiva y motora con la finalidad de que tenga un recurso diferente del que tiene ahora.
¿Cómo explicamos este trabajo al intérprete?
Cuando queremos encender la luz le damos un toque al interruptor. Hemos integrado de forma inconsciente que tocar el interruptor provoca luz, es automático.
Este circuito que se ha creado en nuestra mente, no solo está allí. Está recreándose gracias a la fuerza de la mano que empuja el interruptor, a la sensibilidad de la piel para distinguir que es el plástico del mismo aparato a diferencia de la pared, y la capacidad de apretar con la fuerza adecuada.
De la misma forma que se ha creado este circuito como si fuera una cadena de acciones encadenadas, se ha creado también en la contractura de la espalda. De una forma errónea se ha integrado que para tocar hace falta estar en tensión, en un aumento de tono de la musculatura escapular y que la fuerza para mover las teclas debe salir de una contracción concreta que en este caso, es perjudicial.
¿De qué manera lo podemos tratar?
Diferenciamos pues que en un estado de calme y de “abandonar la tensión”, este tono aumentado se equilibra y no persiste, la contractura se relaja y el paciente nota el brazo de forma distinta.
Los pasos a seguir en el tratamiento en consulta son:
Conciencia del tono corporal bilateral y homolateral
Por ejemplo, podemos hacer que el paciente esté tumbado en la camilla y que se fije en su respiración y en los lugares de apoyo. ¿Cómo está ahora su contractura?
Desde ese lugar mover la articulación afectada de forma pasiva.
Terapia manual homolateral al lado de la lesión, técnicas propias manuales.
Más Conciencia
Terapia manual contralateral
Más Conciencia nuevamente, ya se sienten los cambios.
Movilizaciones según un patrón biomecánico correcto, sencillo y que implique poco gasto energético con movilizaciones activas asistidas.
En sedestación, conciencia corporal
Movilizaciones activas-asistidas.
Movilizaciones activas con patrón postural corregido (previamente habremos corregido la ergonomía: altura del teclado, banqueta, etc).
Acto interpretativo, gesto artístico integrado .Con las manos apoyadas en el teclado, haciendo una simple escala, notando en plena conciencia la nueva sensación del peso del brazo, abandonando la tensión.
Integrar. Quedarse parado el tiempo necesario para experimentar la nueva sensación.
Pasos a seguir en casa:
Faltará a este trabajo un apoyo de ejercicios de potenciación, estiramiento y seguimiento de la conciencia trabajada con el instrumento. Recordar al paciente que es necesario crear nuevas vías de conexión neuronal. Antes de empezar a tocar es imprescindible saber del lugar que salimos y al que queremos llegar, la sensación nueva está ahora en nuestro recuerdo, debemos buscarla, recuperarla y sentir esta última sensación antes de estudiar.
Seguramente no se sentirá lo mismo que en la consulta aunque tampoco se sentirá ya lo que no se debe sentir: el dolor del sufrimiento de la situación que creó la tensión muscular. Se ha conseguido bajar el tono, sentir el cuerpo de otra forma, ya no estamos en ese lugar de dolor, hemos pasado página y seguimos avanzando. Cada día con más control, descubriendo nuevas sensaciones corporales para mejorar el gesto interpretativo y la seguridad en nuestros movimientos.
En 4 sesiones D.V. ha perdido el 80% del dolor y lo más importante, gestiona su control y gesto motor de otra forma, lo manifiesta cuando dice: «Me siento diferente, tengo otra sensación de mi cuerpo que me hace estar más presente, sentirlo más, como si fuera más grande o al menos tengo la sensación de que algo ha cambiado en todo mi esqueleto que me hace disfrutar más de mi música».
Con tres sesiones más tendremos el trabajo acabado y éste se va a quedar como una nueva forma de sentir y hacer música, con todo el cuerpo y con formas y actitudes saludables.
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